sábado, 19 de septiembre de 2009

Tú ves lo que crees

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Tú no crees lo que ves... tú ves lo que crees.

Supongamos que tu y yo somos muy buenos amigos y que yo te digo: “Me alegra mucho encontrarte aquí en este momento. Dentro de 5 minutos vendrá un amigo mío que es un genio. Esta persona es un experto en los negocios: en cada compañía en la que ha invertido ha logrado triplicar su capital en menos de 6 meses. Adicionalmente tiene una visión de marketing impresionante. Todas las campañas que ha diseñado han generado, como mínimo, el doble de los resultados esperados. Y en ventas ni te lo puedes imaginar”.

Al rato llega mi amigo y después de hablar durante varios minutos te comenta que esta pensando montar una empresa y que esta buscando gente con tu perfil. ¿Cuánto tardas en ofrecerle tu Curriculum?

Pero si mi introducción hubiese sido: “Dentro de 5 minutos vendrá un amigo mío, pero el pobre realmente no acierta nunca. Ha tenido en sus manos múltiples oportunidades de negocio, pero siempre acaban mal. Hace dos años logró, no se como, que lo pusieran como Director General de la compañía QWE, una empresa que había sido líder en su sector durante 2 décadas, y ahora esta a punto de quebrar. Además parece que tiene la mala costumbre de meter la mano en la caja. Una vez creó un negocio en el que estaba vendiendo, para su uso inmediato, un producto que ni siquiera estaba diseñado aun.”

¿Te quedarás a esperar que llegue la persona?

Si tú piensas que una persona es de cierta manera, si tienes un juicio o haces un prejuicio de una persona, no importa lo que esa persona diga o haga, tu estarás utilizando la imagen que tienes de ella para valorar lo diga o haga.

Supongo que estarás de acuerdo con esto. Ahora bien ¿qué concepto tienes de ti? ¿Cómo te ves a ti mismo? ¿Te consideras un Triunfador o un Perdedor? El hecho que estés pasando por un mal momento no significa que seas un Perdedor, sino que aun no has podido prepararte adecuadamente para lograr lo que deseas.

El subconsciente es una herramienta muy efectiva, tanto para lo bueno como para lo malo. El subconsciente juega un papel clave en el resultado de carrera, por lo que es muy importante saber utilizarlo adecuadamente. El subconsciente no razona, no conoce de escala de tiempos, no descansa.

Para utilizar tu subconsciente tienes que emplear la técnica de hablar contigo mismo. En un comienzo puedes hacerlo mentalmente, así evitarás el sentirte como un loco hablando solo. La conversación debes hacerla en primera persona y en presente. Has la prueba y di, para ti, “Soy bueno”.

Si es de las primeras veces que haces esto, seguro escucharás una vocecita interior que te responde: “JA! Tú bueno! Cómo puedes decir eso después de lo que paso con xxx.” Esa voz es el subconsciente, que te está devolviendo todo lo que le has alimentado durante años. Cada vez que te has enfrentado a un fracaso (lo cual es muy común, todos metemos la pata) te has criticado a ti mismo desde una perspectiva negativa. NO es lo mismo pensar: “Que torpe soy, como se me ha ocurrido hacer eso así” a pensar “veamos... esto fue lo que hice mal, ¡excelente!, ya lo sé para la próxima vez”.

Si continuas diciéndote “Soy bueno”, tu subconsciente te seguirá respondiendo que “No, no lo eres” hasta que llegará un momento en el que te dirá “! Pues vale! Eres bueno.” Si buscas en los fracasos una oportunidad para aprender y mejorar, tu subconsciente se quedará con el mensaje y se encargará de almacenar las soluciones a los obstáculos y se encargará de recordártelo en el momento que se repita la situación.

Si te dices: “Yo soy un excelente profesional y me preparo siempre antes hacer algo”, entonces tu subconsciente te lo recordará cada vez que vayas a empezar a hacer algo. Si entrenas a tu subconsciente sobre la forma como piensan los profesionales de éxito, entonces tu subconsciente te lo recordará cada vez que lo necesites.

Para probar esto te propongo un ejercicio muy sencillo: atrévete a decirle a una mujer, una que este muy bien vestida y arreglada, que no tiene gusto para vestirse; o dile a un hombre: no sabes conducir. La reacción que observarás es la respuesta del subconsciente. Cuando dicen algo que contradice la imagen que uno tiene de sí mismo, el subconsciente reacciona de forma inmediata y defensiva.

Tu subconsciente se encarga de filtrar todo lo que ves y hará que destaquen aquellas cosas que tienes en la mente, aquellas cosas en las que piensas.

Si pones a dos personas enfrente de un cuadro abstracto y luego le preguntas a cada una, por separado, que te explique lo que ha visto, seguro que obtendrás dos respuestas distintas: cada una habrá visto lo que esté acorde a su forma de pensar, a sus experiencias, a lo que tienen en el subconsciente.

Una cosa más, recuerda la ley de la correspondencia, la cual dice que “tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior”. Toda esa información con la que alimentas a tu subconsciente es lo que determinará tu forma de pensar y es lo que se reflejará al exterior.

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